viernes, 8 de junio de 2012

¿Aún no tiene asesor financiero?

La crisis ha destruido certezas, ha abierto los ojos a los ciudadanos, que necesitarán cada vez más asesoramiento financiero, no simple presentación de productos

Hace 20 años en España el concepto asesor financiero era algo extraño, exclusivo de unos pocos ricos. Hoy, por suerte, las cosas han cambiado, el asesoramiento financiero tiene mucha más presencia en nuestro país, pero hay que dar un paso más y esta crisis puede y debe ser el catalizador que lo permita. Pese a ello, para la mayoría de entidades, el asesoramiento financiero no es aún una prioridad, sino que parecen estar más preocupadas por otras cosas: las suyas.

Es cierto que desde 1992, el famoso año olímpico, el nivel de vida de los españoles ha aumentado, y con él sus necesidades de ahorro e inversión. También se ha ampliado la variedad, la complejidad y la sofisticación de la oferta de productos de ahorro e inversión. Y, por supuesto la implantación de la MIFID, la directiva europea de servicios de inversión que por primera vez regula en Europa el asesoramiento financiero, ha ayudado mucho.

Aun así, los fundamentos de la gestión de su ahorro por parte de muchos españoles no han variado en las últimas décadas. Hoy como ayer, en la mayor parte de casos sigue primando la comercialización de productos: el cliente pregunta cuánto le dan por su dinero y/o la entidad le propone la campaña del momento. No existe el hábito del diálogo, del diagnóstico de necesidades o de la planificación a corto, medio y largo plazo.

Pero la crisis cambiará las cosas y nada volverá a ser como antes. Porque esta larga y profunda crisis ha destruido una serie de certezas, ha abierto los ojos a los ciudadanos y transformará radicalmente la función del las entidades financieras en España.

Hasta hace poco, los españoles tenían una preocupación relativa por su jubilación, por la cobertura sanitaria, por el coste de la educación. El Estado se ocupaba. Hoy esa tranquilidad se ha visto sacudida por las reformas, por los recortes y por la incertidumbre sobre el futuro de las coberturas públicas. Los españoles están tomando conciencia de que tienen que asumir la responsabilidad de asegurarse una jubilación confortable y los recursos para la educación y la salud de su familia.

Esta toma de conciencia y la necesidad de planificar el propio futuro financiero implica que los ahorradores necesitarán más y mejores respuestas a sus exigencias, es decir, necesitarán asesoramiento, no simple presentación de productos. Y esa necesidad ha de ser el impulso definitivo para los profesionales suficientemente preparados para esta actividad. Tanto para los que realicen su labor de forma independiente, como, especialmente, para los que lo hagan desde o junto a una entidad. Lo que está claro es que cada vez se necesitarán menos empleados administrativos de banca, pero más asesores.

Así que las entidades deberán redibujarse y potenciar la presencia de asesores financieros en su estructura, ya sea como empleados o como agentes representantes. Sí no lo hacen, no serán capaces de dar respuesta a las exigencias reales de sus clientes. Hay algunas entidades, como el banco que yo presido, que ya hace muchos años trabajan asignando a cada cliente su propio asesor financiero. Espero que en poco tiempo todos los españoles dispongan del suyo. Hace 20 años, tener un asesor financiero era una opción, hoy es imprescindible. ¿A qué espera para tener el suyo?
 
Dídac Darder Consultor Financiero