lunes, 30 de mayo de 2011

España tendrá en diez años el doble de ricos que ahora

España no es país para jóvenes. El paro alcanza ya a cinco millones de personas y casi 1,4 millones de familias carecen de ningún tipo de ingreso porque todos sus miembros activos están sin trabajo.

Sin embargo, y con ese punto de partida, los últimos informes realizados concluyen que el número de grandes fortunas está empezando a dispararse. Es la conclusión a la que llegan, por ejemplo, los últimos estudios realizados por Deloitte, Oxford Economics, Merrill Lynch y Capgemini. La previsión es que el número de millonarios, aquellos que declaran unos ingresos superiores a los 20 millones de euros, se duplique prácticamente hasta 2020. Ese año habrá oficialmente en España, 20.000 ricos. La cuestión que se plantean los expertos es si el número de pobres seguirá creciendo y si la clase media, por lo tanto, se irá recortando.
Menos renta por hogar
De momento, la renta media por hogar cae sin freno -a falta de que se hagan públicos los datos del año pasado, en 2009 se situaba en tan sólo 25.732 euros- y cada vez son menos los que tienen poder adquisitivo suficiente para afrontar los gastos pendientes. Un 7,7% de los hogares tiene ya problemas para pagar incluso la vivienda.
La Administración Tributaria carece de datos actuales sobre los grandes patrimonios. No obstante, y a pesar de que de acuerdo con sus últimas cifras, con el inicio de la crisis en 2008 el número de personas que declaraba ingresar más de 600.000 euros al mes se había reducido ligeramente, el hecho es que el número de ricos está empezando a crecer. Lo dice, por ejemplo, el último informe elaborado a nivel mundial por la consultora Deloitte y el centro de estudios Oxford Economics, que hace un especial hincapié en el caso español. Según su estudio, España es actualmente el noveno país del mundo por número de millonarios, aquellos que declaran ingresar más de 1 millón de dólares al año, algo más de 700.000 euros, excluyendo la primera vivienda y los bienes consumibles. Por delante, aunque también con mucha más población, aparecen Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y China.
Previsiones
¿Y cuál es la previsión para los próximos años? Deloitte concluye que habrá un crecimiento exponencial en las economías emergentes. Sus estimaciones son que en 2020 España sea superada en el ranking de millonarios por Canadá, Corea del Sur o Australia. Pero eso no quiere decir que haya menos ricos aquí. Habrá 600.000 más en los próximos nueve años que alcancen esos 700.000 euros. "El número de millonarios pasará en el caso español de 1,02 millones en 2011 a 1,6 millones en 2020, lo que supone un crecimiento del 57%", asegura la consultora. Y el dato más significativo está en la parte alta de la tabla.

"El número de personas que disponen de un patrimonio de más de 30 millones de dólares (algo más de 21 millones de euros) se incrementará un 84%, hasta un total de 20.000 grandes fortunas, casi el doble. Habrá asimismo 140.000 españoles que tendrán entre 5 y 30 millones de dólares (entre 3,5 y 21 millones de euros aproximadamente)".

Evidentemente, el número se extiende conforme se baja en la tabla. Y aunque ya no se puede hablar de grandes fortunas, habrá 1,44 millones de personas con un patrimonio entre 1 y 5 millones de dólares (entre 700.000 y 3,5 millones de euros).

Situación temporal
"El problema es que mientras no se reduzca el paro y continúen en ascenso tanto los tipos de interés como los precios de las hipotecas la renta de las familias de clase media continuará descendiendo", explica Juan Carlos Martínez Lázaro, profesor de economía del IE Business School.

Martínez considera que el descenso de la clase media es algo temporal y no crónico aunque, matiza, todo dependerá del tiempo que se tarde en generar empleo, la única forma de aumentar la renta de las familias. Otra variable que puede influir y que, en parte, es responsable del descenso de la renta media es el precio de los carburantes y la contención salarial que han sufrido todos los trabajadores que conservan su empleo.

"Y no se espera un desplome de los carburantes ni que, de momento, aumenten los salarios como ocurría antiguamente", dice Martínez. Además, en años anteriores, las familias podían obtener plusvalías con la compraventa de pisos o, los más arriesgados, invirtiendo en bolsa. Pero el crecimiento bursátil está prácticamente plano y el mercado inmobiliario se encuentra tan estancado como la renta de las familias.

Crecimiento mundial
A nivel mundial la riqueza y el número de millonarios también va a aumentar exponencialmente. De hecho, según el estudio de Deloitte, la fortuna de las 25 economías analizadas crecerá desde los 92.000 millones de dólares (64.525 millones de euros) que registran actualmente hasta los 202.000 millones de dólares (141.674 millones de euros) en 2020. Esta cifra supone un crecimiento del 119 por ciento en apenas nueve años.
La mayor campanada la darán los países emergentes: Brasil, China, México, India, Malasia, Polonia, Rusia, Corea del Sur, Taiwán y Turquía, donde la consultora espera un crecimiento de la riqueza para la próxima década del 260 por ciento. Si actualmente estos mercados apenas cuentan con un número significativo de grandes fortunas, en 2020 pasarán a formar un club de 9.986 millonarios que amasarán 25.000 millones de dólares (17.537 millones de euros) .
"Identificar y entender cómo cambian los diferentes mercados puede ayudar a establecer estrategias para aumentar la riqueza", explica Andrew Freeman, director ejecutivo del Centro de Servicios Financieros de Deloitte en Londres y autor del estudio.

Freeman cree que para las instituciones financieras y los administradores de riqueza es especialmente importante conocer qué países tienen un futuro más prometedor, en cuanto a crecimiento económico se refiere, en la próxima década, para decidir sobre sus inversiones o sobre los territorios por los que apostar. Merrill Lynch y Capgemini que realizan también anualmente un informe sobre el número de ricos ya apuntaban en esa misma dirección el pasado año.

Así explicaban que aunque la crisis pasó de puntillas por los ricos, cuyo número está creciendo, sí que cambió radicalmente su forma de pensar y de comprar. "Les afectó psicológicamente y se convirtieron en personas más comprometidas, más formadas y con una mayor aversión hacia el riesgo".

De esta forma, hacia finales de 2009 se recuperó, por ejemplo, el mercado de objetos de colección, como los relacionados con el arte, el vino y los automóviles de lujo. Otro de los sectores que repuntó fue el de yates y aviones, sobre todo en países emergentes, como preludio del crecimiento que van a experimentar. Asimismo, también registró un incremento de la asignación de patrimonio fue el de las actividades filantrópicas.

viernes, 27 de mayo de 2011

Últimas operaciones de nuestra Estrategia de Riesgo

Compra: AXA WF FRM EUROPE REAL ESTATE
Comentario: Hemos salido de un fondo monetario y entrado en un 2% en el fondo Axa WF Frm Europe Real Estate, fondo inmobiliario europeo. El inmobiliario europeo se está comportando bien en momentos de volatilidad es, por otra parte, un activo con correlación baja con respecto a la bolsa y que en situaciones de inflación puede actuar como refugio. En los últimos meses los grandes patrimonios están realizando importantes inversiones en este sector. 


Últimas operaciones de nuestra Estrategia de Riesgo

Compra: AXA WF 10 +LT
Comentario: Hemos salido de un fondo monetario y entrado en un 2,5% en el fondo AXA WF 10 +LT  fondo que invierte en deuda pública de la zona euro, con duración superior a 10 años, de la zona euro. La duración se vería beneficiada en un entorno de menor crecimiento, y actúa como activo refugio ante caídas de las bolsas. La operación se plantea como cobertura de las posiciones en renta variable.

¿Quién puede vencer los garantizados?

La verdad es que la mayoría de los inversores reconocen que no conocen de manera correcta los productos financieros. Por ello, no sorprende que estos inversores  busquen cierta rentabilidad pero, sobre todo, lo que buscan es garantizar su dinero.  Esto se traduce en que al final, y según el último informe de INVERCO, el 38% de las inversiones se realizan en productos garantizados.
Esto nos debería obligar a pensar que no se están haciendo del todo bien las cosas, pues aunque hay un público que siempre va a exigir esos productos garantizados, no está claro que sea la mejor opción para todos los inversores. O por lo menos para la mayor parte de sus carteras.
Por otro lado,  sí el inversor también reconoce que necesita un asesor  financiero que le ayude a entender dichos productos,  no acaba de quedar claro como al final de todo un proceso de asesoramiento, los principales productos triunfadores sean los garantizados. Quizás, como asesores financieros independientes, no estemos logrando ganar la confianza de nuestro cliente y le estemos trasmitiendo la incertidumbre de los mercados. Hace falta un verdadero análisis macro económico que tenga en cuenta todo el universo de activos , una arquitectura abierta que nos permita usar cualquier gestor del mundo  y, una gestión diversificada que nos ayude a controlar el riesgo. Teniendo esto en cuenta, siempre hay oportunidades.
http://www.inverco.es/documentos/notas_prensa/fondos_inversion/1104_Abril%202011.pdf

jueves, 19 de mayo de 2011

Latinoámerica cierra las compuertas al capital

El 3 de mayo, el Ministro de Economía Guido Mantega afirmaba en el Senado que Brasil tiene problemas. Hay exceso de liquidez en la economía, muchas tensiones en el mercado de trabajo y la inflación está creciendo. “La buena noticia es que todos éstos son problemas buenos. Son problemas vinculados al desarrollo, no al estancamiento”, explicaba.

Brasil, al igual que mayoría de países latinoamericanos, está creciendo y el capital extranjero –principalmente los dólares estadounidenses- entra rápidamente en la región. El incremento en los precios del petróleo y otras materias primas es uno de los motivos. Otro son los tipos de interés prácticamente nulos en el resto del mundo, que fomentan la inversión en mercados latinoamericanos, con intereses mayores. Y luego está la actual política monetaria estadounidense, que arroja dólares a manos llenas en economías de mercados emergentes.

Las decisiones políticas de tres países –Brasil, Colombia y Chile-, muestran una serie de estrategias diferentes que, no obstante, comparten objetivos: mantener el dólar estable, proteger la competitividad local y prevenir las burbujas de activos.

Las reacciones globales a estas medidas han sido muy diversas. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se vio en la obligación de recomendar en abril algunas estructuras de Gobierno y guías en relación con los controles de capital por parte de los países. No logró impresionar a grandes mercados emergentes como Brasil; por ejemplo, Mantega declaraba que Brasil estaba en contra de semejante intrusión y consejos sobre cómo gestionar las entradas de capital.

“Efecto desestabilización”
Una cuestión muy importante en Brasil, Chile y Colombia es la inversión directa en el exterior (IDE). En estos tres países las mayores entradas de capital han tomado la forma de IDE en lugar de inversión meramente especulativa. Aunque implique un voto de confianza a la sostenibilidad de su crecimiento económico, la IDE también está promoviendo la apreciación de sus divisas contra el dólar. Cuantos más dólares entren en sus países, más fuertes se vuelven sus divisas.

En Brasil, donde durante los últimos dos años el real brasileño se ha apreciado en relación con el dólar en detrimento de los exportadores, la IDE ha crecido más rápidamente que cualquier otro tipo de inversión. En un informe publicado a principios de mayo, el banco central brasileño predecía que este año entrarían 55.000 millones de dólares en forma de IDE, cifra que en 2010 se situaba en 24.400 millones de dólares. En el primer cuatrimestre de este año, la IDE ya superaba los 37.000 millones de dólares.

Esto preocupa a los responsables de las políticas económicas no sólo por la apreciación del real. Alexandre Tombini, director del banco central de Brasil, subrayaba el “efecto desestabilización” que puede tener la entrada rápida de IDE en el sistema bancario de un país. Las empresas han ido acumulando la relativamente barata financiación estadounidense y europea, y devolver la deuda podría complicarse –también para los bancos locales- si el dólar sube frente a las divisas locales.

Chile ha gestionado los 8.740 millones de dólares que han entrado en 2010 en el país en forma de IDE sin aumentar los impuestos sobre el capital extranjero y experimentando una ligera depreciación del 0,47% del peso frente al dólar en relación con el año previo (6 de mayo).

No obstante, se trata de una anomalía. El peso chileno se ha estado apreciando a un ritmo constante frente al dólar desde el 15 de marzo. El 28 de abril el tipo de cambio era 460 pesos por dólar, causando nerviosismo en todos los niveles del Gobierno. A principios de mayo, Felipe Larrain, Ministro de Economía de Chile, declaraba que el Gobierno no se quedará de brazos cruzados ante la fortaleza del peso.

El comité de política monetaria del banco central llegaba a la conclusión de que su denominada política neutral de tipos de interés –desde 5,1 a 6,5% bajo condiciones económicas globales normales-, reflejaba una condición de “equilibrio interno”, pero podría suponer “desequilibrio externo” debido a los bajos tipos de interés en el extranjero, que aumentan el atractivo del rentable peso chileno.

No obstante, en lugar de incrementar los impuestos sobre el capital extranjero que entra en el país, tal y como ha hecho Brasil, parece ser que Chile prefiere congelar las subidas de los tipos de interés y dejar que su divisa se aprecie al capricho de los mercados. En sí mismos los tipos de interés chilenos no son muy elevados –alrededor del 4,25%-, pero son altos en comparación con el 1,25% en Europa o los tipos prácticamente nulos de Estados Unidos y Japón. Esto es muy atractivo para inversores de países con bajos tipos que buscan países con mayores intereses. Entre enero y mayo de este año los bonos del tesoro han conseguido atraer a Chile unos 78 millones de dólares de inversores extranjeros.

El Gobierno chileno intentó resolver la situación anunciando el 3 de enero la compra de 12 millones de dólares para debilitar el peso y ayudar a las exportaciones chilenas a competir en los mercados internacionales. El peso chileno se depreció cerca del 7% frente al dólar durante los primeros días posteriores al anuncio pero después reinició su escalada. “En aquél momento creí que ese tipo de cambio peso-dólar podría sostenerse, pero no fue así”, dice Vlad Signorelli, estratega senior en Bretton Woods Research, una firma independiente de investigación financiera en Estados Unidos.

Ahora el peso chileno se intercambia al mismo tipo que a finales de diciembre, esto es, a 468 pesos por dólar. “Las autoridades podrían considerar que un 5% es un tipo de interés neutral; aparentemente la recuperación económica parece ser lo suficientemente sólida para sostener esos tipos”, dice Signorelli. Por ejemplo, la producción industrial registró un incremento interanual del 30%, la mayor tasa de crecimiento de los últimos 20 años. “Si unimos esto al hecho de que Chile no tiene (impuestos sobre los) incrementos de capital en ventas de valores se puede ver por qué Chile es un lugar muy atractivo para las inversiones de cartera y la inversión directa extranjera”, señala.

Pero siempre puede haber sorpresas. Por ejemplo, el 12 de mayo Chile aumentaba sus tipos de interés 50 puntos porcentuales para contrarrestar la inflación. El precio de los bonos caerá. Habrá nuevos problemas con las divisas locales y mayores rendimientos, atrayendo a su vez más dinero extranjero hacia Chile.

Un café fuerte
Luego está Colombia. A pesar de tener unos tipos de interés inferiores a los chilenos (3,75%), a finales de abril las entradas de capital en Colombia superaban los 96,4 millones de dólares. Este año su divisa se ha apreciado (frente al dólar) con mayor rapidez que muchas otras divisas latinoamericanas, incluyendo el real brasileño. “Está en la misma situación que Brasil” debido al elevado precio de las materias primas y la demanda de café y petróleo, dice Guillén.

Como parte de las nuevas medidas para depreciar el peso colombiano, el 29 de abril Juan Carlos Echeverry, Ministro de Economía, decía a los periodistas que el Gobierno crearía un fondo extranjero de 1.200 millones de dólares gracias al dinero obtenido comprando en el mercado spot local y el fondo no sería repatriado durante el resto del año. El Gobierno también está comprando un mínimo de 20 millones de dólares al día, al menos hasta el 17 de junio. Se trata de una estrategia para reducir la liquidez y evitar que la economía nacional se inunde de créditos gratuitos, mayores niveles de producción y más gasto en consumo. Echeverry informaba a los periodistas que “no estaba contento” con la fortaleza del peso; en otras ocasiones ha declarado que Colombia sigue buscando otros modos de poner freno a la apreciación.

A pesar de toda la especulación alrededor del control de capital, el mercado espera que las autoridades intenten evitar ese tipo de medidas. Echeverry no parece ser un defensor de los controles de capital y, a pesar de la fortaleza de su divisa, los ingresos por exportaciones siguen creciendo debido a los elevados precios de las materias primas.

Siempre puede haber sorpresas. Lo que Chile ha hecho con su divisa y con los tipos de interés para controlar la inflación puede suceder en Colombia. Estas son herramientas que los tres países latinoamericanos han empleado para controlar sus divisas y su inflación con las expectativas de sus bancos centrales a medida que aumenta la demanda doméstica de bienes y servicios. Los flujos de capital en forma de IDE contribuyen a alimentar esa demanda.

Al menos por el momento, Brasil está permitiendo que su divisa se aprecie para luchar contra la inflación en el país y evitar subir los tipos de interés o los impuestos sobre las entradas de capital. Desde que Brasil empezó el pasado otoño a subir su impuesto sobre las operaciones financieras, créditos en dólares a nombre de bancos locales a través de cuentas en el extranjero, el peso se hizo más fuerte, llegando a 1,564 reales por dólar, su máximo nivel desde junio de 2008, cuando el tipo de cambio se situaba en 1,55 reales por dólar.

Brasil “prácticamente está siendo castigado por ser tan atractivo para los gestores de fondos y los inversores corporativos”, dice Mauro Guillen,profesor de Gestión de Wharton. “Su divisa se sobrevalora y al banco central le entra miedo y sube los tipos de interés. Pero eso a su vez atrae más inversión (en renta fija) y perjudica a las pequeñas y medianas empresas, las cuales no tienen capacidad para acceder a créditos en el extranjero del mismo modo que hacen las grandes empresas brasileñas”, señala Guillén.

En cuanto a los grandes inversores corporativos, las empresas petrolíferas y de servicios petrolíferos internacionales están invirtiendo grandes cantidades en los nuevos yacimientos descubiertos frente a la costa de Río de Janeiro. Otras empresas tienen toda su atención puesta en la creciente clase media brasileña, como por ejemplo Foxconn, un fabricante de tarjetas de video y discos duros con sede en Taiwan que supuestamente anunciará una inversión de 12.000 millones de dólares en Jundiaí, Estado de São Paulo, para construir unas instalaciones para fabricar componentes de Apple que se emplean en iPads y iPhones.

A principios de octubre, el Gobierno brasileño desvelaba sus planes para subir los impuestos sobre las operaciones financieras (del 2 al 4%). Según el Gobierno brasileño y la firma de investigación estadounidense EPFR, en aquel momento los inversores extranjeros habían adquirido más de 5.200 millones de dólares en bonos del tesoro, duplicando su récord de 2.050 millones de 2009. Las entradas de capital estaban causando la apreciación del real brasileño, y la subida del impuesto fue un modo –pensó el Gobierno- de ralentizar su apreciación.

Menos de 72 horas más tarde, el real no se había movido y los inversores de Japón y Londres dijeron que un impuesto del 4% no era prohibitivo. Después de todo, el rendimiento del 11% en bonos de una economía fuerte y en una divisa estable era mejor que un rendimiento del 1% en una divisa débil de una economía de escaso o nulo crecimiento. Así, el Gobierno aumentó aún más dicho impuesto hasta llegar al 6%, lo cual contribuyó durante algún tiempo a la depreciación del real.

El tipo de cambio pasó de 1,69 reales por dólar el 10 de enero a 1,644 reales justo antes del carnaval, que dio comienzo el 4 de marzo. El Ministro de Economía Mantega advertía entonces al mercado, admitiendo que el nivel psicológicamente tolerable del real de 1,65 reales por dólar había sido superado, que el Gobierno estaba preparado para entrar en acción. Pero cuando finalizaron las fiestas, el real ignoró toda amenaza de intervención de Mantega y volvía a bajar.

A finales de marzo Mantega anunciaba un impuesto sobre operaciones financieras del 2% para las entidades financieras locales que pidiesen créditos en dólares a través de cuentas bancarias en el exterior. El objetivo era ayudar a la gestión de la deuda en dólares de los bancos brasileños. Por otro lado, las empresas han aprovechado los bajos tipos de interés estadounidenses incrementando un 60% sus préstamos en dólares. En consecuencia, Mantega explicaba que la llegada de dólares a través de operaciones crediticias había crecido un 140% y no estaba ayudando a controlar la apreciación de la divisa y la inflación, que ha sido más elevada que el objetivo del 4,5% fijado por el banco central.

Poco después el real se apreciaba de nuevo. Mantega subía el impuesto sobre las operaciones financieras hasta el 5,38%, ampliándolo a los plazos de mayor duración. Pero la debilidad del dólar continuó, así como el aumento en el precio de las materias primas o la apreciación del real.

Dónde presionar
Por el momento parece que los burócratas brasileños han cesado en su intento de controlar su divisa y optan por mover los tipos de interés –y otras medidas- para luchar contra la inflación. Según estimaciones del Gobierno, si no hubiesen aprobado los impuestos sobre las transacciones con divisas extranjeras, el tipo de cambio se situaría en 1,40 reales por dólar.

Sus planes puede que sean impopulares en un momento en el que algunos reclaman tipos de interés incluso más altos para acabar en 2012 con la inflación anual del 12%, pero el Gobierno parece estar dispuesto a asumir que, cuando el 30 de junio finalice el actual programa monetario en Estados Unidos, el exceso de liquidez se acabará y eso podría poner freno en el corto plazo a los incrementos en el precio de las materias primas.

Tombini, del banco central, declaraba ante los periodistas el 5 de mayo que el valor del real está creciendo a costa de variables económicas básicas y la llegada de capitales. “Nuestros tipos de interés a largo plazo siguen una tendencia a la baja” decía. “Estamos intentando por todos los medios controlar la expansión crediticia y creemos que recientemente el crédito ha crecido de manera razonable”.

Pero las prudentes medidas macroeconómicas puestas en marcha para gestionar la expansión crediticia y controlar la inflación están empezando a tomar forma. El Gobierno ha recortado el gasto público en 50.000 millones de reales. Esto tendrá efectos en el medio plazo sobre la demanda de bienes y servicios por parte del gobierno y acabará con los incrementos del salario mínimo por encima de la inflación.

El Gobierno ha aumentado los tipos de los depósitos bancarios, de tal forma que los bancos tienen menos dinero para dejar prestado. Para 2011, el Ministro de Economía espera que el crédito suponga un 4,5% del PIB brasileño, porcentaje que en 2010 se situaba en el 7,5%. Según la presentación Power Point de Mantega ante el Senado a principios de mayo, en el primer trimestre y parte del segundo la demanda de nuevos créditos ha disminuido.

Según el Fondo Monetario Internacional, la combinación brasileña de políticas monetarias y fiscales ha conseguido controlar la inflación mejor que en otros grandes mercados emergentes, como China, India, Rusia o Turquía.

“Los problemas de Brasil son el mejor tipo de problemas que se pueden tener. Brasil tiene su estilo propio”, dice Guillen.

Wharton Publicado 18/5/2011

Reducción del déficit de Estados Unidos

El Gobierno de Estados Unidos gasta más de lo que ingresa, una práctica que es ilegal en la mayoría de los Gobiernos de los Estados y duramente criticada cuando lo hacen familias o empresas. Durante la mayor parte del siglo XX el déficit público estadounidense ha sido más bien la regla que la excepción. Entonces, ¿por qué ahora se ha vuelto un tema tan relevante? ¿Está realmente Estados Unidos al borde del precipicio? ¿Funcionarán los planes de Washington para reducir el déficit? ¿Cuáles serán las consecuencias negativas de dichos planes?

Si tuviese que evaluar la importancia del tema con una escala del uno al diez, el profesor de Finanzas de Wharton Franklin Allen diría sin lugar a dudas “diez. Al final, si no nos libramos del déficit vamos a sufrir una especie de gran crisis económica a causa de la deuda… No podemos permitirnos sufrir una parálisis de las funciones básicas de cualquier Gobierno.

La mayoría de los expertos creen que Estados Unidos no está al borde de una catástrofe; que podría ir tirando durante años. Pero esos mismos expertos también están de acuerdo en que un fallo a la hora de resolver el problema en el largo plazo podría acabar con las inversiones y el crecimiento económico, disparando el desempleo, debilitando la competitividad estadounidense y, en general, minando la calidad de vida de los estadounidenses.

Lograr el control del déficit “es absolutamente vital para nuestra salud económica en el largo plazo”, sostiene Mark Zandi, economista jefe y cofundador de lo que ahora es Economy.com de Moody. Si se fracasa en dicho control –señala- experimentaríamos un significativo incremento de los tipos de interés, ahogando el crecimiento económico y obligando al Gobierno a dedicar cada vez más y más impuestos a simplemente devolver las deudas del pasado, dejando menos dinero disponible para ofrecer servicios y otros bienes públicos y condenando la economía a “hacerse más pequeña”. Las elecciones, añade Allen, son muy crudas: “Si la gente quiere los programas que tenemos en la actualidad tendrán que pagar más impuestos. Si no quieren pagar, entonces tendrán que ver cómo se reducen sus prestaciones”.

El déficit es la diferencia anual entre gastos e ingresos, y la deuda total es el resultado de los déficits anuales acumulados a lo largo de décadas. Durante el año fiscal actual se espera que el déficit supere los 1,5 billones de dólares; en 2008 el déficit se situaba en 459.000 millones de dólares y, por ejemplo, en 2001 disfrutábamos un superávit de cerca de 128.000 millones de dólares. La deuda ahora mismo alcanza los 14,3 billones de dólares, esto es, el límite fijado por el Congreso; hace una década dicha cifra no superaba los 8 billones de dólares. Uno de los temas más discutidos es si el Congreso debería subir dicho límite para que el Gobierno pueda seguir pidiendo prestado cuando la deuda lo supere dentro de unos meses.

Mayor escrutinio
Tanto el déficit como la deuda han crecido enormemente en los últimos años, principalmente debido a las guerras de Iraq y Afganistán, al estímulo al gasto durante la Gran Recesión, unos bajos ingresos fiscales debido a la debilidad de la economía y un creciente gasto a causa de Medicare, la seguridad social y el programa de recetas de medicamentos puesto en marcha en 2003.

El déficit y la deuda fueron un tema central del Tea Party, el cual ayudó a los Republicanos a controlar la Cámara de Diputados el pasado otoño, obligando a los Republicanos –y por ende a los Demócratas-, a tratar dicho tema.

El problema actual con la deuda al que se enfrentan varios países europeos resulta muy evidente, incluso para cualquier profano. A mediados de abril Standard & Poor’s, la agencia de calificación, revisaba sus evaluación de la deuda del Gobierno de Estados Unidos, que pasaba de “estable” a “negativa” debido a la falta de un plan a largo plazo de reducción del déficit. En esas mismas fechas Bill Gross, gestor del fondo de 237.000 millones de dólares Pimco Total Refund Fund, el mayor fondo de inversión a nivel mundial, sostenía que había eliminado las letras del tesoro estadounidense de su cartera debido a los bajos rendimientos esperados. Y China, el mayor acreedor de Estados Unidos, ha señalado que podría diversificar y adquirir otros tipos de deuda para reducir el riesgo.

Los Gobiernos financian sus déficits pidiendo prestado, lo cual se suele hace vendiendo bonos gubernamentales como bonos del tesoro estadounidense y luego vendiendo nuevos bonos para devolver los viejos, como si se tratase de un consumidor que traslada su deuda de una tarjeta de crédito a otra. “Se empieza a ver casos en que el tipo de interés que hay que pagar sube porque a la gente le empieza a preocupar que el gobierno no vaya a devolver el dinero; así que demandan tipos de interés más elevados”, explica Allen. A la luz de la reciente experiencia en algunos países europeos, el peligro parece surgir cuando los bonos del gobierno empiezan a ofrecer tipos del 6-7%, señala. En la actualidad el rendimiento de un bono del tesoro estadounidense a 10 años es 3,35%.

La cuantificación de la deuda implica cierto debate sobre qué debería ser incluido, añade Allen. El actual límite de la deuda se sitúa en 14,3 billones, que equivale a prácticamente el 100% del PIB de Estados Unidos; el nivel crítico normalmente se sitúa entre el 120 y 150% del PIB. Pero el límite actual no incluye responsabilidades futuras de gastos ineludibles como la seguridad social, Medicare o Medicaid. Si fuesen incluidos, la deuda se situaría alrededor de 75 billones de dólares, esto es, cinco veces del PIB, explica Allen. “Son unos niveles de compromiso que creo que no podemos sostener sin subir los impuestos”.

A pesar de todo, el cielo aún no se ha caído sobre nuestras cabezas. Los tipos de interés siguen increíblemente bajos; en el pasado los bonos a 10 años ofrecían más del 5%. Diversos factores están apuntalando la demanda de bonos y letras del tesoro, ayudando a mantener bajos los tipos de interés. Por ejemplo, China no puede simplemente reducir drásticamente su cartera de bonos del tesoro porque el incremento de la oferta bajaría el precio de los bonos, reduciendo el valor del resto de valores de la cartera china. Además, sería muy complicado para China encontrar otras inversiones que ocupasen el lugar de la enorme oferta de bonos estadounidenses.

Kent Smetters, profesor de Seguros y Gestión de Riesgos de Wharton y coautor de un artículo sobre el tema publicado hace unos años, sostiene que los inversores aparentemente creen que Washington gestionará la crisis de algún modo, ya que las consecuencias de no hacerlo serían nefastas. Los valores del Tesoro estadounidense aún parece seguro en comparación con otras alternativas como valores, bonos corporativos o bonos de Gobiernos de otros países, añade. “Mucha gente diría Ok, me cuentas todas estas cosas horripilantes sobre la deuda estadounidense, pero … ¿En qué otra parte del mundo puedo invertir mí dinero?

Fuera de Estados Unidos los Gobiernos con problemas con la deuda a menudo han adoptado políticas para estimular la inflación, lo cual les permite pagar las deudas pasadas con dinero más barato. Este enfoque es muy duro para los inversores en fondos, ya que la inflación reduce el valor de sus ingresos fijos. El rendimiento de los bonos suele aumentar cuando a los inversores les preocupa que la inflación suba; así, en opinión de Smetters, el bajo rendimiento actual refleja que a los inversores no les preocupa que el Gobierno pudiera elegir la opción de inflación. Los mercados financieros deben por tanto creer que el Gobierno pondrá en marcha alguna combinación de recorte de gastos e incremento de los ingresos fiscales, ambas medidas que afectan menos a los inversores que la inflación. No obstante Smetters añade que en el pasado muchos Gobiernos de hecho han empleado la inflación para reducir sus problemas con la deuda, así que tal vez los mercados financieros están permitiéndose ciertos pensamientos esperanzadores.

Las posibilidades de impago
Los Gobiernos no pueden simplemente declararse en bancarrota para liquidar sus deudas del modo que hacen individuos o empresas, señala el profesor de Finanzas de Wharton Itay Goldstein. Pero los Gobiernos también cuentan con una serie de opciones a la hora de gestionar la deuda que van más allá de reducir el gasto, subir los impuestos o disparar la inflación, añade. Por ejemplo, los Gobiernos podrían cambiar las regulaciones para obligar a los fondos de pensiones a tener más inversiones de bajo riesgo, lo cual les obligaría a adquirir bonos del tesoro y por ende a dejar prestado el dinero al Gobierno. Aumentar la inflación de manera artificial contribuiría a mantener a raya los tipos de interés pero podría afectar al rendimiento de los fondos de pensiones. A excepción del crecimiento económico, que incrementa los ingresos por impuestos, “el resto tiene consecuencias no deseadas”, dice Goldstein.

En el caso más extremo el Gobierno se declararía en suspensión de pagos o simplemente dejaría de pagar lo que debe a los inversores en bonos. Pero al hacerlo cerraría las puestas a la petición de cualquier préstamo, algo fundamental para las operaciones en marcha. Los tipos de interés para cualquier tipo de préstamos subirían drásticamente, haciendo complicado para los individuos adquirir viviendas o coches y para las empresas expandirse y crecer.

Según Zandi, la posibilidad de que un Gobierno se declare en suspensión de pagos es “cero… Creo que las implicaciones son tan serias que los responsables de las políticas económicas no se atreven a tomar semejante camino”.

Como el Gobierno gasta constantemente más de lo que ingresa debe de manera rutinaria incrementar el límite de la deuda, para lo cual se precisa la intervención del Congreso. En los próximos meses el límite tendrá que elevarse de nuevo para que el Gobierno pueda seguir pidiendo prestado; la administración Obama quiere aumentarlo pero muchos republicanos se resisten. “Existe un probabilidad muy pequeña de que no lo hagan en el momento oportuno” dice Zandi. “Pero incluso en ese caso me resulta difícil creer que el Tesoro no vaya a devolver la deuda”. En lugar de no pagar, probablemente el Gobierno pospondría los pagos de otras deudas, como pagos a trabajadores o proveedores. En una situación extrema incluso podría congelar los pagos de la Seguridad Social y Medicare.

En la práctica, señala Zandi, Washington dispone de mucho tiempo para solucionar los problemas con el déficit y la deuda. “Creo que al final encontrarán el modo de hacerlo. No creo que la probabilidad de que lo hagan antes de las próximas elecciones [de 2012] sea muy elevada. Más bien diría que hay una probabilidad entre seis –incluso siete- de que hagan algo antes de las elecciones. La probabilidad de que hagan algo después de las elecciones es mucho mayor; entre dos tercios y tres cuartos”.

En la actualidad Washington tiene dos grandes propuestas, cada una de ellas dedicadas a reducir el exceso de gasto gubernamental (4 billones de dólares) en los próximos 10-12 años. La Cámara de los Diputados, controlada por los republicanos, ha aprobado una propuesta de Paul Ryan, republicano por Wisconsin, mientras los demócratas están por lo general apoyando la propuesta del presidente Obama, que se dio a conocer a mediados de abril. Aunque ambos planes dejan muchos detalles en el aire, el plan Ryan supondría rebajas fiscales para estimular el crecimiento económico y generar más ingresos por impuestos; en concreto el límite máximo individual pasaría del 35 al 25%. Obama aumentaría los ingresos por impuestos permitiendo que las rebajas fiscales para los más ricos de la era Bush expirasen, aumentando el límite máximo individual al 39,6%. Ningún plan prevé recortes drásticos del gasto en defensa.

Medicare y Medicaid: decisivos
La mayor diferencia radica en la gestión de Medicare, el programa sanitario para la gente de más de 65 años, y Medicaid, el programa sanitario para los pobres. El Comité para un Presupuesto Federal Responsable, un grupo no partidista, ha analizado estos dos planes y llegado a la conclusión de que la propuesta del presidente recortaría el gasto gubernamental en 2,48 billones a lo largo de 10 años mientras que el plan Ryan lo haría en 4,02 billones.

El Comité supone que Obama seguiría ofreciendo los programas Medicare y Medicaid y pagando la mayoría de los gastos de sus beneficiarios; no obstante, su objetivo sería ahorrar 340 billones de dólares en 10 años a través de diversas medidas como la estandarización de algunas tarifas de Medicaid, la reforma del programa de expedición de recetas o la lucha contra el fraude. El objetivo sería limitar el crecimiento de Medicare a las tasas a las que crece el PIB más 0,5 %; esto se conseguiría principalmente concediendo mayores poderes al Consejo Asesor de Pagos Independiente creado por una ley sobre servicios sanitarios de 2010. De 2015 en adelante ese consejo tendrá poderes para dar permiso a Medicare para realizar los pagos a proveedores sin la aprobación del Congreso, necesaria durante años.

El plan de Ryan revocaría la ley sobre servicios sanitarios de 2010 y modificaría sustancialmente los programas Medicaid y Medicare. El consejo sostiene que su objetivo sería ahorrar unos 800.000 millones en 10 años convirtiendo Medicaid en un sistema de subvenciones a los Estados e intentaría ahorrar unos 600.000 millones revocando el impuesto y provisiones de cobertura de la ley sobre la reforma sanitaria. Asimismo limitaría el crecimiento del gasto en Medicare en base a la tasa de inflación, ofreciendo a los individuos un subsidio gubernamental para ayudarles a pagar pólizas de seguros sanitarios en empresas privadas a través de un nuevo sistema de intercambios. Como los costes sanitarios tienden a crecer mucho más que la inflación, el plan Ryan probablemente trasladarían del Gobierno a los individuos una parte cada vez mayor de los costes del seguro sanitario, pero Ryan sostiene que la competencia entre aseguradoras –así como el deseo de los beneficiarios de minimizar las primas- contribuiría al control de los costes. 

Independientemente de cómo ataque el Gobierno el problema del déficit, según Smetters es muy probable que los beneficiarios de Medicare sufran algunos cambios significativos. “El problema con el enfoque actual es que el Gobierno paga prácticamente cualquier cosa”, dice señalando que dicha práctica no es sostenible.

En estos momentos resulta imposible saber qué nivel de servicios sanitarios podría ofrecer un sistema privatizado, o cuánta gente se podría permitir asumir su parte del coste del seguro, añade Smetters. Cabe la posibilidad de que la gente tenga que elegir entre varios niveles de cobertura del mismo modo que los conductores eligen el nivel de responsabilidad, si cubren los casos de colisión y cuánto han de pagar por el seguro del coche.

Los planes Ryan y Obama parten de supuestos sobre el crecimiento económico y los gastos en servicios sanitarios que pueden ser objeto de discusión, pero ambas propuestas reconocen que en las próximas décadas los programas de Medicare y Medicaid serán el factor más determinante del déficit, el cual se prevé que genere unos 10 billones de dólares en deuda. Ambos planes implícitamente reconocen que no existe un gran apoyo entre la clase media a cualquier medida que suponga una subida de impuestos, aunque ambos hablan de reducir las deducciones fiscales sin ser muy específicos.

¿Son la reforma de Medicare y Medicaid una parte esencial de cualquier plan realista de reducción del déficit? ¿Podría realmente el déficit reducirse sin aumentar los impuestos? Para evitar tener que subir los impuestos en el largo plazo las prestaciones de Medicare, Medicaid y de la Seguridad Social deberían ser reducidos drásticamente, exactamente hasta acabar con las reformas del New Deal de Franklin D. Roosvelte y la Gran Sociedad de Lyndon B Johnson, explica Allen. En su opinión, tanto Ryan como Obama son demasiado optimistas sobre los ingresos fiscales futuros. Las tasas de actividad –aquella parte de la población potencialmente activa que de hecho trabaja o está buscando trabajo- son muy bajas en la actualidad como consecuencia de la recesión y podrían seguir así durante mucho tiempo. Allen añade que el valor de las propiedades podría permanecer bajo durante mucho tiempo, otro varapalo para la riqueza del país que podría socavar los ingresos fiscales. Por último, los tipos de interés posiblemente suban significativamente, incluso si se evita una crisis de deuda. Eso desalentaría el crecimiento y obligaría al Gobierno a pagar más intereses a medida que vende nuevos bonos para devolver los viejos. En otras palabras, los supuestos que manejan los planes de Ryan y Obama “son demasiado optimistas en relación con el futuro”, señala Allen.

Cualquier plan de reducción del déficit implica un proceso de largo plazo con pocos beneficios inmediatos, señala Zandi. “Debemos reformar Medicare y Medicaid”, señala. “Y más concretamente, debemos solucionar el drástico crecimiento de los costes sanitarios. Pero no creo que debamos hacerlo ahora … si supone un reto político demasiado grande… Creo que es un problema que podemos tratar dentro de 10 años”. En opinión de Zandi “el plan Ryan es demasiado drástico; supone un enorme cambio del Medicare que conocemos hoy. Se trata básicamente de privatizarlo. Pero el plan de Obama es demasiado sutil. Adopta soluciones temporales”.

Podría tener más sentido tratar el tema de la financiación de la Seguridad Social. Los políticos detestan tener que tratar este tema políticamente tan controvertido, pero en comparación con los servicios sanitarios los problemas de la Seguridad Social pueden solucionarse con una serie de remedios directos y de fácil comprensión: aumentar la edad de jubilación, reducir los aumentos de las prestaciones asociadas a subidas en el coste de la vida, aumentar el tramo superior de renta sujeta a tributación y utilizar evaluaciones de medios económicos para determinar las prestaciones de los individuos.

No obstante, Allen sostiene que no es demasiado pronto para tratar los problemas con Medicare y Medicaid; cualquier retraso hará que los remedios sean incluso más difíciles de digerir. “Es donde el problema estará dentro de 10 o 20 años”, dice.

Sobre el tema acerca de la inevitabilidad de las subidas de impuestos, Zandi señala que la experiencia en otros países muestra mejores resultados a la hora de acercar la brecha entre ingresos y gastos reduciendo el gasto que aumentando los ingresos por recaudación de impuestos. “Sin embargo creo que necesitamos más ingresos fiscales”, añade, “en parte porque los ingresos por impuestos como parte del PIB son aún demasiado bajos, casi cercanos al mínimo histórico”. (en lugar de aumentar los impuestos, en su opinión, el mejor modo de incrementar los ingresos por recaudación de impuestos es reducir las deducciones y los crédito. “Creo que así es como pueden reducir la brecha políticamente”.

A pesar del violento debate político, Zandi señala algunas causas de optimismo. Tanto demócratas como republicanos parecen conceder más importancia al recorte de los gastos que a la subida de impuestos y están de acuerdo en la eliminación de algunas desgravaciones fiscales. Asimismo, ambos están de acuerdo en que Medicare y Medicaid necesitan ser reformados y ambos creen que un plan de reducción del déficit debería incluir cierto mecanismo detonante para obligar al Congreso a actuar si no se cumplen los objetivos. “Tengo que decir que los partidos políticos tienen una posición mucho más próxima de lo que habría esperado”, señala Zandi.

Allen no las tiene todas consigo, y sostiene que al final posiblemente sea el estadounidense medio el que tenga que sufrir una combinación explosiva de subida de impuestos y recortes en las prestaciones. “Es bueno que ya no tengamos una edad de jubilación obligatoria. Habrá que trabajar más años o bien recortar el gasto”.

Wharton Publicado el: 18/05/2011

martes, 17 de mayo de 2011

Estrategias de Inversión en Abril 2011

Un mes más, publicamos la evolución mensual de nuestras Estrategias de Inversión.

Solo una diversificación Multiactivos acertada en la asignación de activos ha logrado que nos mantengamos firmes y con ventaja frente a los índices de referencia.


jueves, 5 de mayo de 2011

La banca española aprovecha su presencia en Latan para crecer en China

Tal y como hicieron en los años 90, los grandes bancos españoles han iniciado un proceso de internacionalización para intentar diversificar su negocio y hacerlo cada vez menos dependiente del mercado nacional. En esta estrategia, América Latina siempre ha jugado un papel destacado, y precisamente la fuerza adquirida en la región les ha ayudado a entrar en China. En los últimos años entidades como BBVA y Santander han puesto sus ojos en el gigante asiático, un país de un gran potencial de crecimiento y con unas grandes oportunidades de negocio en el futuro.
El último movimiento lo ha protagonizado Banco Santander. Esta entidad anunció el pasado 28 de marzo que había sellado una alianza estratégica, en la que trabajaba desde principios de año, con China Construction Bank (CCB), la segunda entidad del país por activos. Ambas entidades han acordado la creación de una joint venture para desarrollar el negocio bancario en las zonas rurales del país. En concreto, el objetivo es abrir unas cien sucursales bancarias en áreas rurales durante los tres próximos años. La operación está sujeta a recibir las correspondientes autorizaciones del regulador.

El acuerdo suscrito contempla una inversión inicial conjunta de los dos grupos de 3.500 millones de yuanes (380 millones de euros). El importe de la inversión podría incrementarse hasta los 6.000 millones de yuanes (652 millones de euros) a partir del segundo año del lanzamiento de la joint venture. El banco español tendrá una participación del 19,9% en la sociedad, y CCB controlará el 80,1% restante. Según la legislación vigente, la banca extranjera no puede poseer más del 20% en entidades financieras chinas.

Sin embargo, BBVA fue la primera entidad española en apostar por China. El banco con sede en Bilbao, en el norte de España, es en estos momentos es el mayor inversor español en el gigante asiático. La entidad presidida por Francisco González controla una participación del 15% del capital de China Citic Bank, un porcentaje que ha alcanzado en sucesivas compras desde 2006, con una inversión conjunta de más de 2.000 millones de euros. Ambas entidades han cerrado acuerdos de colaboración y ha creado dos joint ventures que le permiten ofrecer servicios de financiación de automóviles y banca privada. Actualmente, cuenta con tres sucursales en Asia (Hong Kong, Singapur y Tokio) y seis oficinas de representación (Beijing, Shanghái, Taipei, Mumbai, Sydney y Seúl).
La Caixa es otra de las entidades españolas que ya ha decidido tener presencia en el continente asiático. Criteria, el hólding de participaciones industriales de la caja catalana, tiene en su poder del 15,20% de las acciones del hongkonés Bank of East Asia.
Un modelo exportable
De estas tres entidades, la que tiene "un posicionamiento más avanzado en China es BBVA. Además de su participación en Citic cuenta con un equipo que está estudiando el mercado chino. Así es como se tienen que hacer las cosas porque China es un mercado difícil y complicado", comenta Mauro Guillén, director del Lauder Institute, de la Wharton Business School. "Santander ha dado pasos pequeños, muy tentativos y la de La Caixa es una presencia muy limitada, que no está mal", añade. Guillén considera que el objetivo de estos primeros movimientos de las entidades españolas debe ser el de "dar pequeños pasos en el mercado para conocer y explorar el terreno".
Las estrategias de cada entidad en territorio chino son bastante distintas, aunque a primera vista puedan parecer similares, indica José Ignacio Galán Zazo, director de la Cátedra Iberoamericana en Dirección de Empresas y RSC de la Universidad de Salamanca/Banco Santander. En concreto, dice, "Banco Santander ha seguido una estrategia de cooperación a través de alianzas, La Caixa el modelo opuesto que sería una estrategia de participación tipo holding, mientras que el BBVA ha seguido una estrategia que combina ambas estructuras (la holding y la cooperativa)”. Y cada una obedece a objetivos, métodos y resultados distintos.
En opinión de Galán, las más acertadas acordes a sus estructuras y negocios son las de Santander y la de La Caixa, "ya que son estrategias puras en línea con su idea de negocio inicial, mientras que la del BBVA es una estrategia híbrida que combina ambas posiciones, lo que a mi juicio tiene sus costes añadidos en términos de capital añadido a la propia estructura del negocio”, especifica. 
De entre los mayores bancos españoles, Galán considera “ligeramente más acertada” la estrategia de Santander que la de BBVA por las siguientes razones: “menor riesgo; mayor posibilidad de apropiación de activos intangibles vinculados con las relaciones comerciales con América Latina; acuerdo más específico al contexto Chino, es decir, con menos riesgo de apropiación del know how, y de competencia a medio y largo plazo en los mercados locales”.
En cualquier caso, Manuel Romera, director del sector financiero de IE Business School considera que ambas entidades españolas tienen “un modelo de negocio muy definido con capacidad para instaurarse en el gigante asiático. Se trata de un modelo de banca retail que tiene la capacidad de ser exportado allí, donde la gran mayoría de la población todavía no tiene contacto con las entidades financieras”.
“La banca española se ha expandido internacionalmente buscando mercados donde aprovechar la experiencia acumulada a nivel doméstico", señala Esteban García Canal, Catedrático de Organización de Empresas en la Universidad de Oviedo. Experiencia muy relevante, añade, "si tenemos en cuenta que el sistema financiero ha experimentado un enorme desarrollo en muy pocas décadas y que los procesos de consolidación en la industria han dotado a nuestros bancos de experiencia en los procesos de integración de fusiones y adquisiciones”.
García Canal, cree que esta experiencia acumulada “cobra especial importancia cuando los países hacia los que se expanden cuentan, además de con un gran tamaño, con un sistema financiero poco desarrollado y con tasas elevadas de crecimiento económico”. Él opina que en este contexto "la experiencia acumulada del banco le permite enormes posibilidades de negocio al entrar en otros países donde explotar con rapidez la oportunidades asociadas al desarrollo del sistema financiero”. China, añade, "reúne sobradamente estos requisitos, pero es, además, una plaza obligada para cualquier banco que aspire a contar con una presencia global. Con todo, al margen de que la regulación así lo exige, China es un mercado donde conviene entrar de la mano de un socio local, debido a las singularidades y riesgos del mercado”.

Puente hacia América Latina

Los grandes bancos españoles cuentan con una fuerte presencia en Latinoamérica, donde han llevado a cabo una importante expansión y han desarrollado una potente división comercial. Los expertos señalan que esto supone un arma de doble filo. Por un lado, les abre las puertas de las entidades chinas, muy interesados en el mercado suramericano, debido al creciente aumento de las relaciones comerciales entre china y la región americana. Por el otro, los bancos españoles podrán financiar ese comercio floreciente entre estas economías.
"Sin el mercado chino, no podemos ser uno de los diez principales bancos del mundo", ha señalado recientemente Juan Rodríguez Inciarte, consejero ejecutivo de Santander, en una entrevista al periódico China Daily. Inciarte insistió en el fuerte compromiso de la entidad con el mercado chino y explicó que el rápido crecimiento de los lazos comerciales y de inversión que mantiene el país con América Latina creará oportunidades de negocio para el Banco Santander.
BBVA recordaba en una nota de prensa publicada el pasado 5 de enero con motivo de la firman un acuerdo de cooperación con el Banco de Desarrollo de China que mantiene en el país con su socio Citic alianzas para desarrollar actividades de banca privada, pensiones y asesoramiento, "principalmente de las empresas que pretenden aprovechar los flujos entre China y América Latina".

Galán recuerda que las relaciones comerciales y de inversión entre Iberoamérica  y China han experimentado un enorme crecimiento estos dos últimos años y se espera continúen los próximos años, "generando un cambio estructural en las relaciones comerciales internacionales de la región Iberoamericana y China. Se espera que antes de 2015 China desplace a la Unión Europea como socio comercial de América Latina". Por ello, defiende que "posicionarse en China es ir pisando terreno de lo que será la locomotora del SXXI y ello genera riesgos y oportunidades".
Guillén cree que la estrategia que están siguiendo los bancos es "similar a la que ha utilizado Telefónica en el mercado chino", ya que lo considera "una manera de cerrar el triángulo de las tres zonas". La española Telefónica, uno de los principales jugadores del sector de las telecomunicaciones en América Latina, cuenta actualmente con una alianza estratégica con China Unicom. El profesor de Wharton, mantiene que "las empresas españolas pueden jugar la baza de ayudar a la internacionalización de las compañías chinas al mismo tiempo que aprovechan para entrar en el mercado del país asiático". 

García Canal, por su parte, afirma que en la relación de las entidades españolas y las chinas se imponen las alianzas, "y en este contexto los bancos chinos susceptibles de participar en la alianza exigen algo a cambio de abrir la puerta del mercado chino a  su socio extranjero". "Esta moneda de cambio en el caso los bancos españoles viene siendo realizar proyectos de cooperación en América Latina, un área donde los bancos chinos empiezan a estar interesados", asegura este profesor de la Universidad de Oviedo, quien piensa que "los bancos chinos tienen también interés en internacionalizarse, pero por su escaso bagaje técnico y por las relaciones comerciales que existen con China y por las inversiones estratégicas en el área, prefieren hacer proyectos en América Latina antes que en Europa".

García Canal explica que "este tipo de alianzas por las que empresas con implantación geográfica complementaria se alían para competir en bloque a escala mundial no son una novedad. Han estado presentes en otras industrias como la energía, telecomunicaciones, aerolíneas, automóvil, entre otras. Estas alianzas son una forma por la que las empresas ganan presencia global sin asumir grandes riesgos y que una vez que la incertidumbre que rodea al proyecto desaparece, pasan a ser sustituidas por adquisiciones o a ser abandonadas, como ilustran las experiencias ya conocidas en buena parte de las industrias antes mencionadas".

El futuro español en China

"A corto plazo es muy difícil evaluar cuáles van a ser los beneficios que las entidades españolas obtengan de estos posicionamientos en China", destaca Romera. Es necesario esperar, dejar que pase el tiempo para comenzar a ver los resultados. Y augura que, a largo plazo, "un país como China, con gran capacidad de crecimiento económico, puede permitir ganar mucho dinero a los bancos españoles".
Para este profesor de IE Business School, "el siguiente movimiento que deben realizar las entidades españolas en el país asiático es expandir allí su red de oficinas, que están muy poco desarrolladas actualmente". Al mismo tiempo, cree que es importante "que los bancos extranjeros puedan unirse y formar un lobby que presione a las autoridades políticas para que amplíe la libertad de acción de las entidades financieras y permita que haya una mayor competencia en el sistema".
Mauro Guillén es de la misma opinión: "es un mercado bancario que todavía tiene que cambiar mucho en los próximos años". No descarta que, por ejemplo, entidades extranjeras como las españolas "puedan tener en un plazo de 15 o 20 años su propio negocio en el país", sin necesidad de estar presentes allí sólo a través de una empresa local. "Es necesaria alguna gran operación que haga cambiar algo la situación. Podríamos hablar de un gran intercambio accionarial o de una importante compra de activos", apunta. Y es que cree que este último será el camino a seguir por los bancos extranjeros en el país, ya que "no se puede comprar toda una entidad y es mejor ir adquiriendo negocios de alguien que los quiera vender, como está haciendo Santander en algunos países de Europa, adquiriendo financieras al consumo". 

Wharton 05/05/2011

Los fondos catan la inversión en vino

Ante los numerosos valores que están marcando récords, resulta tentador abrir una botella de vino para celebrarlo. Pero podrían aguardar mayores recompensas a los inversores que lo dejen envejecer.

Tras las políticas de expansión cuantitativa, se buscan los escasos activos físicos que ofrecen protección frente a la inflación y un potencial de sólidos rendimientos. El índice Mei Moses World All Art, por ejemplo, ha subido un 5,8% anualizado en los últimos diez años, mientras que el Standard & Poor's 500 se mantuvo plano. Aún más rentables, en cambio, fueron los vinos poco comunes –un 6,8% anualizado–. Este dato se extrae del índice Liv-ex Fine Wine Investables, una muestra de los principales viñedos de Burdeos.

Uno de los medios de los que disponen los inversores para unirse al brindis es a través de los fondos que operan en vino. Estos están estructurados como fondos de capital riesgo, y cobran comisiones del 2% de los activos y del 20% de cualquier beneficio. Este tipo de fondos ha crecido a entre 100.000 y 150.000 millones de dólares (68.649 y 102.974 millones de euros) desde su práctica inexistencia hace unos años, según Hedge Fund Research.

Algunos fondos ya han disfrutado de buenas cosechas. Un ejemplo de ello es Wine Investment Fund. Sus primeros cuatro fondos, reunidos entre 2003 y 2005, obtuvieron rendimientos anualizados de entre un 13% y un 17%. La estrategia del fondo consiste en comprar y mantener con una baja facturación, lo que dio buenos resultados conforme los precios subían.

Otro fondo, Bacchus Partners, depende menos del aumento de los precios. Intenta explotar los desequilibrios en la demanda en todo el mundo y opera activamente, con una facturación anual del 40%. La transparencia de las subastas en Internet implica que el método no es tan sencillo como comprar en Nueva York y vender en Hong Kong. Pero el seguimiento de la demanda mundial y el comercio de pequeñas colecciones le ayuda a descubrir oportunidades.

Bacchus Partners empezó a invertir justo antes de que los precios del vino tocaran fondo a principios de 2009, lo que probablemente ayude a explicar su rentabilidad anualizada de más del 25%. Esto implica que los inversores aún tienen que sopesar cuidadosamente las probabilidades de un repunte.

El futuro depende en gran medida de China, donde una clase alta en expansión demanda más vinos de alta calidad de los que pueden conseguirse a nivel local. Parte de esa demanda surgió en 2008, cuando se suprimieron unos impuestos sobre la importación de vino en la vecina Hong Kong que habían llegado a alcanzar el 80%. Las ventas en Hong Kong el año pasado duplicaron las de Nueva York en Acker Merrall & Condit, el mayor subastador mundial de vino, según explica su consejero delegado John Kapon.

Aunque la educación y el interés por el vino todavía están en sus primeras fases en China, la interferencia gubernamental supone un riesgo. Pekín limita oficialmente la cantidad de divisas extranjeras que una persona puede solicitar cada año a 50.000 dólares, y a partir de ahí puede ejercer su criterio. De restringirse esa suma, la fiesta en Hong Kong podría aguarse.

Pese a ello, el suministro de vino de alta calidad se mantendrá constante. Teniendo en cuenta que la riqueza sigue aumentando en los mercados emergentes, y que los más ricos son inmunes a muchos sustos económicos, es poco probable que los inversores se arrepientan de catar el sector.